Por Iva May
La Biblia Cronológica de One Year®, RVR1960 (Tyndale, 2013), 14 de octubre
“Entonces los escribas y los fariseos le trajeron una mujer sorprendida en adulterio; y poniéndola en medio,” (Juan 8: 3).
Los legalistas juegan a “te atrape” a expensas de otros. Imagina ser la mujer atrapada en adulterio por los fariseos al amanecer. La “pusieron en medio” de la multitud de la mañana y parecen entusiasmados con su captura de la mañana (8:3). Sin duda está avergonzada, humillada y medio vestida. Uno se pregunta qué pasó con el hombre con quien ella cometió adulterio.
Los fariseos atrapan a esta mujer para atrapar a Jesús: “Y en la ley nos mandó Moisés apedrear a tales mujeres. Tú, pues, ¿qué dices? Mas esto decían tentándole, para poder acusarle.” (8: 5-6)
Jesús responde ignorando el espectáculo de la mujer pero dirigiéndose a sus acusadores: “El que de vosotros esté sin pecado sea el primero en arrojar la piedra contra ella.” (8: 7). Jesús es el ÚNICO sin pecado, pero no le arroja una piedra.
Jesús no viene a apedrear ni a condenar a las personas; Viene a redimir a los pecadores culpables. Las personas sin perdón ya están condenadas. Todos necesitan gracia y redención, incluidos los fariseos, que son ciegos a su necesidad. Los legalistas suelen ser personas implacables que condenan a los demás pero que necesitan la misma gracia y redención que Jesús ofrece a los pecadores culpables.
La inclusión de esta historia en el Evangelio de Juan revela el valor de Dios para las mujeres, la gracia redentora de Cristo y la frialdad del legalismo. La mujer deja la escena perdonada, limpiada y cambiada, mientras que los hombres religiosos se van, avergonzados.
Esta y otras escenas en los Evangelios destacan las actitudes de los legalistas:
– Los legalistas (las mujeres también pueden ser legalistas) se deleitan en avergonzar a otros atrapados en el pecado.
– Los legalistas excluyen a los que no son como ellos.
– Los legalistas establecen una lista de convicciones personales por las cuales miden y aprueban o desaprueban a otros. Usan su lista de hábitos y comportamientos aceptables para que otros se sientan inferiores y sucios por no ser como ellos.
– Los legalistas aman el mantenimiento de reglas que “cuantifica la espiritualidad” mientras descuidan la gracia, la misericordia y la aceptación de los demás a diferencia de ellos.
– Los legalistas se preocupan más por la imagen que por la transparencia.
– Los legalistas justifican las duras críticas a los demás mediante el uso de sus “dones espirituales” de discernimiento.
– Los legalistas atacan y rechazan a quienes caminan en libertad.
– Los legalistas son policías culturales autoproclamados. Monitorean la ropa que usan los demás, la música y el entretenimiento que disfrutan los demás, etc.
– Los legalistas se ven a sí mismos como mejores que los demás.
Preguntas de la lectura cronológica de la Biblia de hoy (Juan 7: 1-8: 20; Lucas 9: 51-62; Mateo 8: 18-22):
¿Por qué Jesús se opone a sus discípulos en su deseo de invocar a los samaritanos? ¿Qué revela su respuesta, al rechazo de los samaritanos a Cristo, acerca de las personas que siguen a Cristo pero no entienden la meta de Jesús?
Describa los estándares de comunión de Jesús. ¿Cómo se reducen esos estándares hoy?
El mensaje y la presencia de Jesús crean un disturbio a donde quiera que va que causa división entre las personas. ¿Cuál es la base de esta división?