La Biblia Cronológica de One Year®, RVR1960 (Tyndale, 2013), 7 de junio
“El corazón de los sabios está en la casa del luto; mas el corazón de los insensatos, en la casa en que hay alegría.” (Ec. 7: 4).
Muchos teólogos creen que Salomón escribió Cantares en sus primeros años, el libro de Proverbios en sus años medios y Eclesiastés en sus últimos años. Eclesiastés se basa en el tema de los sabios y los necios presentados en Proverbios y ofrece una visión retrospectiva de 20/20.
Un momento de luto atrae la atención de Salomón y le enseña más que todo el placer que ha experimentado a lo largo de su vida. Por lo tanto, Salomón exalta la casa de luto sobre la casa del placer: “Mejor es ir a la casa del luto que a la casa del banquete; porque aquello es el fin de todos los hombres, y el que vive lo pondrá en su corazón. Mejor es el pesar que la risa; porque con la tristeza del rostro se enmendará el corazón.” (7: 2-3).
El luto, la muerte y las dificultades interrumpen bruscamente la vida y exigen respuestas a preguntas difíciles sobre el significado de la vida, el propósito y Dios. Fiestas de placer sin reloj ni atención.
Lamentablemente, Salomón entiende esta verdad solo al final de su vida. Resume la sabiduría de la retrospectiva al final de Eclesiastés: “El fin de todo el discurso oído es este: Teme a Dios, y guarda sus mandamientos; porque esto es el todo del hombre. Porque Dios traerá toda obra a juicio, juntamente con toda cosa encubierta, sea buena o sea mala.” (12: 13-14).
La persona sabia entiende que una abundancia de placer paraliza rápidamente el deseo espiritual. Por lo tanto, él pesa cada experiencia placentera a la luz de ese día.
Preguntas de la lectura bíblica cronológica de hoy (Eclesiastés 7:1 – 11:6):
¿Cómo triunfa la sabiduría de Dios sobre la del hombre?
¿Qué revelan las observaciones de Salomón, tanto de los ricos como de los pobres, acerca de la humanidad?